lunes, 26 de julio de 2010

De efectos circulares...

En un momento del día, mientras me cuelgo viendo algo en internet se me instala automáticamente una frase en la cabeza "la vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes". Sabía que era del magnífico John, pero no recordaba en qué contexto la había creado. Obstinada como pocas, y ante el ronroneo ininterrumpido de esta amalgama de sabiduría, logro dar con una de las tan bellas canciones de Lennon. Sorpresa y perplejidad. Previsto y circular.

La siento como una interpelación, como un emblema que me atañe y me convoca. Una interpelación que confronta hace un tiempo. Que hace tambalear los órdenes y prioridades en mi vida. Que vuelve insignificantes y carentes de valor todos los logros personales que tiempo atrás hubieran bastado para satisfacerme.

"la vida es aquello que me sucede mientras me empeño en hacer otros planes"

lunes, 19 de julio de 2010

De juegos de azar...

Cuando Lucas se fue, se quedó pensando en la cantidad de juegos de azar que conocía: Ludo, ruleta, generala, lotería, perinola, entre otros. Un juego de azar es aquel en el que la posibilidad de ganar o perder no dependen de la habilidad del jugador, sino en una cuestion de suerte. Rumiaba en esta última palabra. Rumiaba en una de sus últimas palabras..."Retrocedimos varios casilleros, como en el ludomatic..."
Casualidad, aleatoriedad, coincidencia, destino, contingencia...
Clara solía entender su vida como un conjunto de eventos casuales, donde el azar y la buena o mala fortuna la conducían a determinadas situaciones y no a otras. Interpretación que le simplificaba gran parte de la responsabilidad de sus decisiones. Se dejaba llevar a lo seguro y no apostaba más de lo que sabía que iba a ganar. Solía retirarse del juego antes de asumir riesgos. Este posicionamiento la protegía de verse en quiebra, en la ruina, en bancarrota. Cuando uno no espera ganar, no se frustra. Cuando la buenafortuna llega de cuando en cuando, uno lo celebra de modo desmesurado.
Hacía un tiempo que se había decidido a asumir riesgos, y esta nueva postura de vida le generaba mucho miedo, se sentía expuesta y vulnerable. No quería sentirse así.
Recordó otra frase que Lucas volcó sobre la mesa: "No podés seguir como si no te importara". Y fue en ese momento en que pudo entender que realmente había retrocedido varios casilleros, había vuelto a lo conocido, a ovillarse sobre si misma, a resguardarse entre las corazas para que no le peguen las balas.
No quería retroceder más casilleros. Ese era el juego de su vida, con lo cual juntó el valor que no tenía para estos asuntos y decidió que esa noche apostaría un pleno. Entendió que a veces para ganar uno tiene que estar dispuesto a asumir los riesgos que sean necesarios. Aunque eso implique mostrarse vulnerable y frágil. Aunque eso implique quedarse sin un quinto para redoblar la apuesta...






martes, 13 de julio de 2010

De jazmines...


Cuando no hay nada para decir, mejor quedarse callado. Clara no quiere escribir. No quiere escribir de amor, ni desamor, ni de consuelos o desconsuelos. Clara se niega a indagar su alma. Un alma solitaria no sabe pedir, ni quiere pedir. Un alma solitaria no quiere aferrarse a nada, porque conoce la fugacidad de las sustancias.

Clara de vez en cuando bucea entre escombros y sólo encuentra piedras. Pero generalmente, entre los mismos escombros descubre jazmines. Enormes jazmines, luminosos y llenos de pétalos. Los huele profundamente y agradece al cielo ese hallazgo. Con algunos perfuma su casa y guarda algunos para florear sus cabellos.

Clara, hoy sólo quiere escribir sobre estos jazmines que encuentra entre los escombros. Son pequeñas estrellas que iluminan sus días. Juegan a la escondida alrededor de su cama, y cuando los encuentra despues de contar hasta veinte, se retuercen en el suelo de la risa. Hay días en que que le invaden sus sueños y no para hasta meterlos en cajas de colores, con sus respectivas etiquetas hasta el día siguiente en que los saca, los desempolva y los deja correr por toda la casa.
Clara hoy, sólo quiere escribir sobre estos pequeños regalos que celebra como si fueran tesoros invalorables.
Porque lo son...

De Huelgas...


Huelga al frio que me cala los huesos, porque quiero dormir con vos

Huelga a mi orgullo que me detiene, porque no puedo decirlo

Huelga a este incómodo silencio, quiero ruido

Huelga a mi fatídico ánimo, me falta algo

Huelga a esta noche

Huelga por vos

Huelga


miércoles, 7 de julio de 2010

De cursilerías...

"Love you till the end". The Pogues. PS: I LOVE YOU

Es increíble cómo algunas películas (sin ser grandes películas, ni tener grandes guiones), consiguen que cuando uno las vea, generen las mismas emociones que la primera vez que fueron vistas.
Qué recóndito nervio resonará en mí que no pueda no verlas, que no pueda no parar el mundo y detenerme en esas dos horas que me regalan. Una sensación que sólo el arte es capaz de producir. Magia... el cine es magia.
Películas que al terminar de verlas influyen en mi estado de ánimo... es totalmente ilógico, irracional, inconducente, pero es verdad. No puedo negarlo.
Algunas películas con las que mi razón no puede, películas donde las lágrimas son las protagonistas: Eterno Resplandor de una mente sin recuerdo, Ghost, Frankie and Johnny, Casablanca, Nuestro Amor, En sus zapatos, Antes del Atardecer...
Hoy me pasó eso con "PS: I Love You". En primera instancia, no puedo no verla (no importa hora, momento del día, obligaciones)... y en segundo lugar, pero no menos importante... NO PUEDO PARAR DE LLORAR cada vez que veo esta película... qué instinto masoquista hace que continúe y me quede obnubilada ante una historia que sé fehacientemente que me genera tristeza??? No hay argumentos a mi favor que suavicen el placer por la meloncolía. Sin embargo, quien la haya visto sabe que es un lindo cuento, simple y sencillo, que apuesta a los amores eternos, sin ser eternos.
El cine es magia...

martes, 6 de julio de 2010

De huidas y Búsquedas...


Algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado...

Nunca quiso ser la version posmoderna de Susanita, ni soñaba con hijos, ni vestidos blancos, ni 14 de febreros. Sin embargo en su ansia de huir de la asfixia cotidiana y de su sombra oscura, creyó ver la salvación de su alma en la segura vida que le prometía un gentil caballero. Creyó que la paz vendría de la mano de la seguridad de un hombre que le ofrecía amor a granel que rebalsaba del universo. No, nunca alcanza con que sólo uno ame. No.

Creyó que su sensación de querer huir todo el tiempo, de todos los lugares, se aplacaría con ese acto. Un simple acto. No. No alcanzaba.

Con el tiempo, se sintió más y más ajena a esa realidad. No era eso lo que quería para su vida. No era esa vida la que quería para ella. Retornaron las ganas de huir y cada vez con más fuerzas.

Se fue, como siempre hacía y como aprendió a repetir religiosamente, en cada una de sus pausas. Nunca miraba para atrás, ni tenía remordimientos por lo que dejaba en el camino. Tenía la certeza de que todo trayecto que recorría era el puente necesario para acercarse cada vez más a la cruzada emprendida.

Nunca se sintió parte de un lugar, siempre estaba huyendo. Todos eran páramos de los cuales quería alejarse. Sólo se sentía felíz cuando estaba sola. Cuando las voces diarias se interrumpían para dejarla ser ella.

Creía que la vida era como una búsqueda del tesoro, no sabía qué... pero siempre estaba buscando.

Buscar y huir eran pivotes que la definían. Eran ella, y se sentía orgullosa de que así fuera. Pero en un momento, cierto dejo amargo comenzó a fundirse entre sus labios. Ya estaba cansada de correr, de errar sin rumbo fijo a donde el viento la lleve esta vez. Quería hacerse cargo de su destino y de sus decisiones. Sentía que la búsqueda era ella misma, ya no tenía más para escudriñar. La paz sólo podía encontrarla en sí misma.

Sabía que no era una labor fácil, que tendría excusas consabidas para levantar sus anclas, que podría inventar razones verosímiles para huir. Pero no quería irse. Esta vez... no quería correr.