martes, 13 de julio de 2010

De jazmines...


Cuando no hay nada para decir, mejor quedarse callado. Clara no quiere escribir. No quiere escribir de amor, ni desamor, ni de consuelos o desconsuelos. Clara se niega a indagar su alma. Un alma solitaria no sabe pedir, ni quiere pedir. Un alma solitaria no quiere aferrarse a nada, porque conoce la fugacidad de las sustancias.

Clara de vez en cuando bucea entre escombros y sólo encuentra piedras. Pero generalmente, entre los mismos escombros descubre jazmines. Enormes jazmines, luminosos y llenos de pétalos. Los huele profundamente y agradece al cielo ese hallazgo. Con algunos perfuma su casa y guarda algunos para florear sus cabellos.

Clara, hoy sólo quiere escribir sobre estos jazmines que encuentra entre los escombros. Son pequeñas estrellas que iluminan sus días. Juegan a la escondida alrededor de su cama, y cuando los encuentra despues de contar hasta veinte, se retuercen en el suelo de la risa. Hay días en que que le invaden sus sueños y no para hasta meterlos en cajas de colores, con sus respectivas etiquetas hasta el día siguiente en que los saca, los desempolva y los deja correr por toda la casa.
Clara hoy, sólo quiere escribir sobre estos pequeños regalos que celebra como si fueran tesoros invalorables.
Porque lo son...

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