martes, 29 de junio de 2010

FRANCIA



"¿Es que no lo sabes?... Nunca vas a ir a Francia"


Una familia tan disfuncional como funcional en los tiempos que corren. Desde la mirada de una niña de 12 años que relata desde la sabiduría infantil de qué va esta familia. Un papá que hace lo que puede, una mamá que hace un poco más pero con sus limitaciones y una escuela en la que no encaja y que no la aloja. Mariana se pone auriculares para no escuchar lo que no le gusta, pero ese no escuchar nada tiene que ver con "no saber". El síntoma de Mariana/Gloria, viene a sacudir todas las fichas, desorientándolas, ordenándolas de a una. El síntoma de Mariana/Gloria convoca a sus padres a cambiar de posición y asumirse en sus roles. El desenlace de la historia bien podría ocurrir nunca, pero acertadamente abre y posibilita la aparición de un reflejo de esperanza ante tanto desasosiego...

P.D: Con vos... SI VOY A IR A FRANCIA!



viernes, 25 de junio de 2010

La maldición...


Miró a traves de la desvencijada persiana y presagió la cercana llegada del temporal. Hacía dos años que habitaba esa casa vieja, ubicada al borde del fin del mundo. Su vecino más próximo estaba a dos kilómetros de distancia. En esos dos años aprendió a interpretar las señales de la naturaleza. Sin embargo, ese día sentía algo extraño en el aire que respiraba. No era sólo la lluvia que se avecinaba en un par de horas o el viento intempestivo golpeando frenéticamente las hojas del naranjo.

Desde que abrió sus ojos esa mañana, lo sintió. "Hoy no es un día cualquiera, algo pasará".

Llegó a ese pueblo huyendo de las maldiciones que corrían hacia ella. Se sentía maldita, en el peor término de la palabra. A sus 13 años ya reconoció en ella esa dificultad, significada con el correr de los años y la experiencia acumulada, como maldición. La llamaba "La maldición de las mujeres solas".

Solía discurrir cotidianamente con sus fantasmas nocturnos, dogmatizando sobre este encantamiento negativo, un conjuro ancestral que recaía sobre ella, vaya a saber por qué razón o causa que desconocía. Hasta sus 13 sólo había sentido amor por un único hombre, pero éste había desaparecido de su vida dejándola desprotegida y a la intemperie en cuestiones emocionales. Pudo reconocer ese instante como el inicio de todo, como el preludio de su infortunio. El infortunio de reconocerse incapaz de sentir amor, imposibilitada de amar genuinamente.

Lo intentaba por todos los medios: se levantaba cada mañana proponiéndose sentir más que afecto por la persona que tenía a su lado, sus pensamientos se convertían en lemas para su vida, procuraba hacer fuerzas desde sus entrañas creyendo que el amor aparecería desde lo recóndito de su alma. Se decía a sí misma, "ahora sí, con él puede ocurrir el milagro". Pero nada, nada funcionaba.

Un día, hastiada de tanto intentar, logró resignarse y creer que el amor en realidad era eso... simplemente eso. Esa sensación insípida y desabrida que queda luego de un par de meses, ese acostumbramiento nefasto que tanto destestaba.

Nunca olvida el día en que agarró su estropeado ford, tras un nuevo desencanto y una nueva confirmación de su maldición. Sólo ansiaba manejar tierra adentro para olvidarse entre desconocidos, para alejarse lo más posible de las ataduras de su ciudad.

Se enojaba al pensar que debió atravesar miles de kilométros para encontrar la paz que no tenía entre sus afectos. La paz que le devolvió esa casa vieja y destartalada, ese lugar remoto que la reencontró con su más íntima y forastera de sus miradas. Entre desconocidos y en soledad aprendió que no existen maldiciones o conjuros que imposibiliten sentir y dar amor, sino que simplemente para poder amar era necesario estar dispuesta a dejar las armaduras al costado del camino... Tenía la convicción de que se enfrentaría ante una empresa enrevesada para llevar a cabo. Pero de todos modos estaba dispuesta a correr los riesgos que implicaba sentirse vulnerable y feliz al mismo tiempo...

Esa mañana mientras divisaba la tormenta que se aproximaba, tuvo la certeza de que algo nuevo iría a ocurrir en ese lugar de almas solitarias.

Un golpe en su puerta la despabiló de sus cavilaciones, era imprevisto cualquier visita ante semejante temporal. Desde su desvencijada persiana logró ver el costado de un hombre envuelto en lluvia...


miércoles, 23 de junio de 2010

De disparates...


Intentaba descifrar, cigarrillo tras cigarrillo, cómo habían llegado hasta ese lugar. En qué momento el destino los había cercado para que sus ojos realmente se miraran.

Clara no podía entender tanto regalo gratuito, tanto despliegue de buena fortuna. Estaba convencida que en algún momento recibiría el vuelto y seguramente lo pagaría con intereses. Le costaba no mirar con ojos entrecerrados la situación, los instantes.

Sin embargo, todo le parecía tan real que comenzaba a creer que algo así era capaz de pasarle a ella.

Noches inacabables, de charlas inagotables, de cafe y cigarrillos apilables infinitamente. Una capa invisible los arropaba donde nada de lo real importaba, donde el reloj detenía sus agujas en el instante en que se encontraban.

De noche, Lucas, emprendía una lucha interna contra viejos sueños que se resistian a actualizarse, que visitaban sus noches, sobresaltándolo. Ella sólo podía reirse, mientras lo miraba fundirse en esa guerra. Sólo quería acariciarlo y decirle que ya pasaba.

Sus manías y obsesiones le resultaban disparatadas... compartían carcajadas ante la aparición espontánea de alguna nueva. Y las tenía en todas las áreas: gastronómicas, estéticas, de relación, cotidianas...

Pero lo más disparatado de la situación para Clara, era la novedad de este encuentro. La novedad de encontrarse con alguien a quien no quería modificar. De quien no se le ocurría, a pesar de ser muy creativa para eso, qué cosas podrían molestarle al pasar los meses.

Será por eso, y por su imposibilidad de creer en la perdurabilidad de las cosas, que Clara pensaba cigarrillo tras cigarrillo, en qué momento el destino giró a su favor para poder mirarlo y verlo, para no buscarlo y encontrarlo...

martes, 22 de junio de 2010

Silent Night


Shhhhhhhh

Cuando las palabras no alcanzan, mejor callar o acallar.

Silenciosa noche que atrae fantasmas desterrados, que viajan apurados, en busca de sus amos.

Que vuelan a aferrarse a abrazos conocidos, destrozan resplandores que claman por prenderse...

martes, 15 de junio de 2010

De palabras...


Clara, como no podía ser de otra manera, pensaba que las palabras se encontraban en claro proceso de sinsentido, que rápidamente se convertían en "buen día", en moneda corriente. Creía que ya no se las usaba responsablemente, que nadie tenía un mínimo de respeto por ellas, pobres y ajadas palabras. De un momento a otro carecían de efecto en quien las decía y en quien las recibía.

Clara, no creía en la perdurabilidad de nada, mucho menos en lo dicho... en lo que el viento se encargaba prodigiosamente de desperdigar y transportar hacia cualquier destino.

Tenía la plena convicción de que eran simples significantes vacíos de contenido, vaciados de significado.

Clara nunca se había enamorado, y era una certeza que la acompañaba paso a paso. La certeza psicótica que no le permitía disfrutar, que la hacía sentir diferente. Quizá no era una persona capaz de dar y recibir amor. Sabía que había usado muchas veces las palabras de modo irresponsable, para responder de la misma manera, para rellenar conversaciones, para hacer sentir bien al otro, para tratar de convencerse de que era amor... en fin, para todos los usos y funciones en que suelen incorporarse.

Sin embargo, algo pasó.

Un descreido reconoce al instante el miedo de lo inesperado, de lo nuevo.

Clara nunca se había enamorado, hasta ese momento... en que se reconoció temerosa ante las palabras. Ese momento en el que se miró al espejo y dejó de ver el reflejo de su certeza, para comenzar a vislumbrarse entre sus palabras que peleaban por nacer.

Déjame conservar este recuerdo...

Sábado a la noche y AC musicalizando nuestra película. Nada de lo que diga, se va a acercar siquiera a lo que sentí en ese momento... Te miro y sólo tengo ganas de sonreir. Te miro y no puedo dejar de sonreir...

"Cuando uno se despierta, y ya no es indiferente"

martes, 8 de junio de 2010

"Las alas del deseo". Radiohead - pyramid song

Sin saberlo, con un solo acto logró desnudar su alma. Angeles caidos que se cansan de velar invisiblemente por otros, que temen zambullirse al mundo real, con dolores reales y miedos reales. Ella ansía fervientemente cambiar de color, descubrir ese camino, jugarse un pleno por ese amor.

Monólogo final de Marion, hablando a Damiel:-"Algún día tiene que ir en serio. He estado muy sola, pero nunca he vivido sola. Cuando estaba con alguien solía estar contenta, pero al mismo tiempo todo me parecía casual. Estas personas eran mis padres pero podrían haber sido otros. ¿Por qué mi hermano era el de los ojos marrones y no el de los ojos verdes, del andén de enfrente. La hija del taxista era mi amiga, pero igual podría haber rodeado con mi brazo el cuello de un caballo. Estaba con un hombre, estaba enamorada y lo mismo podría haberlo dejado plantado y haber seguido al extraño que nos cruzamos en la calle.Mírame o no me mires. Dame la mano o no me la des. No, no me des la mano y aparta tu mirada de mí.Creo que esta noche hay luna nueva: ninguna noche más serena, ninguna sangre correrá en toda la ciudad. Nunca he jugado con alguien y sin embargo nunca he abierto los ojos y he pensado: ahora va en serio. Ahora al fin irá en serio. Así han ido pasando mis años¿Sólo yo era tan poco seria? ¿Eran tan poco serios los tiempos? Nunca fui solitaria, ni cuando estaba sola ni con otros. Pero me habría gustado al fin ser solitaria. Soledad quiere decir: al fin estoy entera. Ahora puedo decirlo porque al fin esta noche soy solitaria.Hay que acabar con el azar. Luna nueva de la decisión. No sé si hay un destino, pero hay una decisión: decídete. Ahora nosotros somos el tiempo. No sólo la ciudad entera, el mundo entero toma parte ahora mismo en nuestra decisión. Ahora los dos somos más que sólo dos. Nosotros encarnamos algo. Estamos sentados en la plaza del pueblo y toda la plaza está llena de gente que anhela lo mismo que nosotros. Nosotros decidimos el juego por todos. Estoy lista, ahora es tu turno. Tienes el juego en tus manos. Ahora o nunca. Me necesitas y me necesitarás. No hay historia mayor que la nuestra, la del hombre y la mujer. Será una historia de gigantes, invisibles, transmisibles, una historia de nuevos ancestros. Mira mis ojos, son la imagen de la necesidad, del futuro de todos en la plaza.Anoche soñé con un desconocido, con mi hombre. Sólo con él podía ser solitaria. Abrirme a él, toda abierta, toda para él, acogiéndolo entero como un todo dentro de mí, rodeándole con el laberinto de la dicha común. Lo sé eres tú".

jueves, 3 de junio de 2010

Siempre llueve...


Miro sin querer hacia afuera, y mi ventana me cuenta que tras las rejas, llueve. Lluvia lenta y molesta, de las gotas que apenas te rozan. Agua imperceptible que molesta a los transeúntes que regresan de trabajar, a los novios que se despiden, a las madres apuradas que sacan la ropa del cordel.
Afuera llueve y el viento baila exhultante un tango con las hojas caidas... Danzan y se entrelazan, repiten su paso conocido. Avanzan y retroceden, se miran, se huelen, se palpan, se tocan, se enroscan, se caen, se elevan, se acercan, se chocan, se asaltan, se alcanzan, se estrechan... hasta perderse en la esquina, donde los pierdo.