
Miro sin querer hacia afuera, y mi ventana me cuenta que tras las rejas, llueve. Lluvia lenta y molesta, de las gotas que apenas te rozan. Agua imperceptible que molesta a los transeúntes que regresan de trabajar, a los novios que se despiden, a las madres apuradas que sacan la ropa del cordel.
Afuera llueve y el viento baila exhultante un tango con las hojas caidas... Danzan y se entrelazan, repiten su paso conocido. Avanzan y retroceden, se miran, se huelen, se palpan, se tocan, se enroscan, se caen, se elevan, se acercan, se chocan, se asaltan, se alcanzan, se estrechan... hasta perderse en la esquina, donde los pierdo.
Afuera llueve y el viento baila exhultante un tango con las hojas caidas... Danzan y se entrelazan, repiten su paso conocido. Avanzan y retroceden, se miran, se huelen, se palpan, se tocan, se enroscan, se caen, se elevan, se acercan, se chocan, se asaltan, se alcanzan, se estrechan... hasta perderse en la esquina, donde los pierdo.
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