martes, 25 de noviembre de 2014

De heridas que no cicatrizan...

Se apagan las luces. Se baja el telón. Fin de la función. La historia de tu vida llegó a su fin. No estás más. No estás más en la mía. Eso duele. Eso duele mucho. Cómo entender que no voy a poder construir recuerdos nuevos con vos? Ya no más Mar del Plata juntos, ya no más asados, brindis, carcajadas... Cómo aceptar que tengo que atesorar como loca cada momento vivido y guardarlo con llave en mi alma, para que no se escape, para que no te vayas con el tiempo. No pienso soltarte, hacerlo sería quedar en la mayor de las horfandades. La complicidad, el amor sano. El aguante en los peores y mejores momentos. Lo desfachatado. Me falta tu palabra, tu cuidado. Tu amor eterno, tu lealtad. El lugar de hija que no resigno, a dónde ir cuando ya no pueda más...
Qué es lo que más extraño? el ser compañero en mi camino, sin juzgar mis decisiones. Acompañar. Confiar en mí, en que podía con lo que me propusiera. Saber que si tropezaba o caía, estabas ahí para atajarme y curar las nanas. Te extraño, pa.